Al interior de Babbel: comunicando entre culturas

Según recientes estándares, Babbel se está haciendo bastante grande. Y como empresa de aprendizaje de idiomas que abarca dos continentes, también somos bastante internacionales. Eso es grandioso, pero también es un reto: ¿cómo hacer para hablar entre nosotros mientras surcamos las múltiples diferencias lingüísticas y culturales? Así es como funciona en la práctica:
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Según recientes estándares, Babbel se está haciendo bastante grande. Y como empresa de aprendizaje de idiomas que abarca dos continentes, también somos bastante internacionales. Eso es grandioso, pero también es un reto: ¿cómo hacer para hablar entre nosotros mientras surcamos las múltiples diferencias lingüísticas y culturales? Así es como funciona en la práctica:


Babbel está creciendo rápido. Actualmente tenemos 400 personas trabajando en catorce lenguas diferentes. Entre nosotros representamos 36 nacionalidades distintas y, lamento decepcionaros, ni siquiera estamos seguros acerca de dónde empezar a contar la cantidad de lenguas que hablamos colectivamente.

“¿Y qué?”, podrías preguntar. «Ustedes son una empresa para enseñar idiomas, así que están destinados a ser diversos». Es cierto y nosotros no lo haríamos de ninguna otra manera. Pero hay múltiples pequeños retos implicados en la comunicación entre culturas. Y la suma de esos pequeños retos se vuelve un factor considerable para una compañía de este tamaño.

A nivel organizativo es bastante sencillo. Aquí todos hablan un alto nivel de inglés. Cuando alguien nuevo de los Estados Unidos quiere presentar sus gastos a un germanoparlante en nuestro departamento financiero, recurren a una lengua franca. Eso es suficiente para que por aquí todo funcione con relativa facilidad, pero allí no acaba la historia: cada uno de nosotros tiene diferentes orígenes y su propia manera de trabajar y relacionarse con los demás. Para conocer más detalles, preguntamos a algunos compañeros acerca de sus propias experiencias de comunicación multicultural dentro de las oficinas de Berlín.

Vivimos el aprendizaje de idiomas

 

«Trabajar en una empresa tan multicultural hace muy fácil identificarse con el producto», explica Thea Bohn, Junior Content Marketing Manager. «Nosotros básicamente vivimos nuestras propias ideas a diario. ¿Cuántas compañías pueden decir eso de sí mismas?».

Ella está en lo correcto. En Babbel somos grandes defensores de adoptar la perspectiva del usuario y ello no requiere un gran esfuerzo de la imaginación cuando te estás topando con extrañas y maravillosas lenguas diariamente. De hecho, es justo decir que la mayoría de nosotros mismos utilizamos Babbel. Hay muy poca gente en la empresa que no esté aprendiendo activamente un idioma nuevo o repasando alguno anterior.

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«Mis colegas son todos adictos a las lenguas», dice Laure Cesari, nuestra Junior Project Manager de  francés en el equipo de Didactics. «Es sumamente interesante e impresionante ver a todos aprendiendo nuevos idiomas; en ocasiones, cinco o seis. Eso es un recordatorio diario de que todo depende de la motivación».

Haciendo que funcione

 

Por supuesto que todos estos beneficios incluyen su propio conjunto de desafíos. Das Leben, como podría decir nuestro colega alemán, ist kein Ponyhof, que someramente podría traducirse como «a veces es un poquito difícil trabajar en una empresa tan multicultural».[1]

Ed Maxwell-Wood, Head of Content Marketing, conoce los beneficios comerciales de un equipo internacional, pero también es muy consciente de sus potenciales dificultades:

«La diversidad de este equipo fue en parte la razón por la que muchos quisieron estar en él y todos se involucraron motivados para hacerlo funcionar. Elegir a las personas adecuadas es la clave; todos los editores tienen la experiencia de vivir en otros países y de adaptarse a nuevos estilos de vida. También saben cómo comportarse de manera tolerante cuando la aceptación no es suficiente. Algunas veces cronometramos el tiempo y usamos señales sonoras graciosas en las reuniones para asegurarnos de que todos tienen la misma oportunidad de hablar; pero si es posible, yo prefiero no poner límites a la gente».

Sin embargo, no todo es trabajo: «Más allá de las obvias oportunidades para practicar un poco los idiomas, al trabajar en un equipo multicultural consigues excelentes recomendaciones de restaurantes», agrega.

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«Siempre hay varios niveles de sentido», dice Thea. «Y estos niveles varían mucho según los antecedentes culturales del hablante y el oyente. Cuando no somos plenamente conscientes de los códigos culturales, tendemos a confiar en nuestro propio bagaje cultural para interpretar las cosas y ello puede llevarnos a malentendidos.

Creo que ocasionalmente es útil tratar de expresar un mensaje en diferentes tonos. Esto realmente nos ayuda a ser más conscientes de los diferentes matices de significado que pueden subyacer en tu manera de expresarte».

Y cuando se trata de matices en la expresión, quizás no hay aquí nadie que esté más al tanto que nuestra Wording & Translations Team Lead, Erika Carmen Abalos, quien precisamente habla seis idiomas diferentes.

«Empatía, empatía, empatía» afirma ella de su estrategia personal. «Utilizo cualquier oportunidad para recordar a la gente que aunque algo parezca perfectamente lógico o legítimo para una persona, podría no tener mucho sentido para otra. Tienes que ponerte en su lugar.

Si todo lo demás falla, haz una broma. Los clichés culturales son una fuente inagotable de diversión».

[1] “La vida no es una granja de ponis” es la traducción literal de Das Leben ist kein Ponyhof, que equivale al mismo dicho extraño –si uno lo mira bien– de que “la vida no es un lecho de rosas”. Aprender un idioma tampoco es pan comido, claro está, pero nosotros estamos para ayudarte: echa un vistazo a nuestro curso de modismos alemanes.

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Samuel Dowd

Samuel Dowd pasó sus años de formación entre Reino Unido e Irlanda. Se graduó en Escultura y en Filosofía y Artes Temporales y trabaja como artista, cineasta, jardinero, escritor y, en Babbel, como redactor para inglés británico. Su pasión por todo aquello experimental (sea arquitectura o agricultura ecológica, pasando por la música y la poesia en varios idiomas) lo ha llevado a viajar por medio mundo. Vivió en Finlandia, Nueva Zelanda, Austria y Croacia antes de establecerse en Berlín en 2013. Ha traducido muchas obras literarias raras y maravillosas al inglés. Su nuevo desafío es aguantar la respiración bajo el agua sin pensar nada en ningún idioma el mayor tiempo posible.

Samuel Dowd pasó sus años de formación entre Reino Unido e Irlanda. Se graduó en Escultura y en Filosofía y Artes Temporales y trabaja como artista, cineasta, jardinero, escritor y, en Babbel, como redactor para inglés británico. Su pasión por todo aquello experimental (sea arquitectura o agricultura ecológica, pasando por la música y la poesia en varios idiomas) lo ha llevado a viajar por medio mundo. Vivió en Finlandia, Nueva Zelanda, Austria y Croacia antes de establecerse en Berlín en 2013. Ha traducido muchas obras literarias raras y maravillosas al inglés. Su nuevo desafío es aguantar la respiración bajo el agua sin pensar nada en ningún idioma el mayor tiempo posible.