Enseñando sueco en Babbel, con Babbel

Elin es sueca y forma parte del equipo didáctico de Babbel, en el que trabaja como responsable de proyectos para el sueco. Ella es, por tanto, una de las especialistas lingüísticas responsables de desarrollar y optimizar nuestros cursos, en este caso, de sueco. Políglota apasionada (trilingüe para ser más exactos), le encanta desentrañar, analizar y […]

Elin es sueca y forma parte del equipo didáctico de Babbel, en el que trabaja como responsable de proyectos para el sueco. Ella es, por tanto, una de las especialistas lingüísticas responsables de desarrollar y optimizar nuestros cursos, en este caso, de sueco. Políglota apasionada (trilingüe para ser más exactos), le encanta desentrañar, analizar y entender la complejidad del aprendizaje de lenguas extranjeras. En este post nos va a explicar cómo adoptó y aplicó un enfoque de aprendizaje combinado para enseñar su lengua materna a sus compañeros de Babbel.


A lo largo de la pasada primavera, se pudieron observar comportamientos un tanto extraños en la sede berlinesa de Babbel… De repente, se empezaron a escuchar delante de las máquinas de café a alemanes, colombianos, británicos e italianos preguntándose los unos a los otros Hur mår du? Var bor du? o Vill du fika?. Todos ellos estaban participando en un pequeño experimento: yo estaba enseñado sueco a algunos de mis compañeros de Babbel, ¡y con Babbel!

Mi curso de sueco tuvo una duración de 12 semanas y siguió un enfoque combinado (también conocido como blended learning en inglés). Así, en este curso se combinó el aprendizaje con la app de Babbel y las clases presenciales tradicionales. Mis estudiantes completaban una lección del curso de sueco de Babbel cada semana y quedábamos cada quince días para conversar en sueco y repasar lo que estaban aprendiendo con la app. Este método, llamado aula invertida, implica que los estudiantes se preparan para las clases, por ejemplo, con materiales online y que las clases presenciales se dedican al desarrollo y profundización de las competencias orales y al repaso. De este modo, el concepto de deberes, que, reconozcámoslo, no goza precisamente de buena fama, es invertido y redefinido.

Para el profesor, la mayor ventaja del enfoque combinado es sin duda el tiempo que permite ahorrar. Que los alumnos aprendan el vocabulario y la gramática en casa permite exprimir al máximo las mayores ventajas que presenta una app, como puede ser practicar y revisar el vocabulario. Esto, a su vez, te deja tiempo para lo que mejor sabe hacer un profesor, entre otras cosas, corregir errores o fomentar la comunicación oral en el aula. A esto se suma, además, la gran flexibilidad que ofrece el aprendizaje con una app: los estudiantes deciden ellos mismos cuándo, dónde y cómo quieren estudiar y repasar los contenidos adquiridos. Por lo tanto, en este tipo de enfoque, las clases presenciales se pueden usar de manera mucho más eficiente.

Siempre empezaba mis clases preguntándoles a mis alumnos si tenían alguna duda o necesitaban que les explicase algunos de los contenidos online de manera más detallada. A continuación, repasábamos el vocabulario y la gramática de las lecciones del curso de sueco, preparándonos así para las diferentes actividades de conversación. Cuando todos tus alumnos llegan bien preparados al aula, entonces puedes centrarte de verdad en la producción oral, sin duda una de las competencias más difíciles de desarrollar cuando se aprende un idioma solo y/o con una app.

¿Pero qué aprendieron los alumnos en doce semanas?

Debo decir que me sorprendió mucho el número de personas que manifestaron interés por aprender sueco, sobre todo teniendo en cuenta que hay mil y otras maneras de ocupar el tiempo libre. Tras un curso para principiantes y seis clases presenciales, me impresionó comprobar todo lo que mis compañeros podían decir ya en sueco. Uno de los momentos culminantes fue sin duda un juego de roles en un restaurante ficticio. Durante esa actividad, los alumnos tuvieron que pedir comida, quejarse sobre ella (confieso que es una situación poco real, ya que la mayoría de los suecos son demasiado introvertidos para quejarse), conversar con los demás comensales y finalmente negociar quién iba a pagar la cuenta… ¡y todo eso en sueco!

Cuando se empieza a aprender un idioma, el vocabulario activo disponible es limitado. Por eso, me asombró comprobar cómo mis compañeros habían conseguido combinar las palabras y expresiones de las diferentes lecciones del curso de sueco para formar oraciones (casi) perfectas. En ese sentido, los aprendientes de idiomas extranjeros se pueden comparar con niños pequeños: necesitan un espacio seguro para poder experimentar cosas nuevas. Obviamente, cuando se decide aprender un idioma solo, puede resultar bastante difícil encontrar dicho espacio. Sin embargo, estoy convencida de que resulta imprescindible usar cuanto antes el idioma en el mundo real, aunque eso implique durante las primeras semanas del curso hablar contigo mismo mientras cocinas. Acostumbrarte al sonido de tu voz en una lengua extranjera te permite ganar esa confianza en ti mismo que necesitas para enfrentarte a situaciones comunicativas del día a día.

¿Y qué aprendí yo en estas 12 semanas?

Las clases se convirtieron para mí en un indicador de la eficacia real que tienen los cursos de Babbel. Además, esta experiencia también me permitió mejorar mis competencias como profesora. De manera más general, también descubrí determinados puntos problemáticos, que no solo están relacionados con el idioma sueco en sí, sino también con la manera en la que se suele enseñar y con cómo lo abordamos y enseñamos en Babbel. No me sorprendió demasiado comprobar que la mayor dificultad de los alumnos resultó ser la pronunciación. A pesar de que Babbel es una de las pocas app que no se limita a ejercicios de escucha y repetición y que enseña explícitamente reglas de pronunciación, la pronunciación sigue siendo una dificultad en el aprendizaje. Los aprendices de sueco necesitan mucha práctica y también mucho feedback en ese aspecto.

Ahora me siento ansiosa por enfrentarme al desafío de transferir a nuestros cursos online algunos de los métodos de aprendizaje de pronunciación usados en el aula. Por ejemplo, en la primera clase presencial expliqué a mis estudiantes que no tenían que obsesionarse con la ortografía y que era mejor que se centrasen en la pronunciación. Este es un mensaje esencial que también quiero transmitir en los cursos de la app de Babbel.

Juntos también detectamos que en algunas lecciones el vocabulario no siempre era suficiente para alcanzar determinados objetivos comunicativos. Así, en un futuro próximo completaré el vocabulario de esas lecciones. En Babbel creemos que poder comunicarse con los demás es la motivación principal para aprender un idioma extranjero. Nuestros contenidos están estructurados alrededor de situaciones de la vida real, desde pedir comida en un restaurante hasta mantener una conversación sobre la familia. Por ese motivo, en cada una de nuestras clases presenciales intentamos sobrevivir a una situación real, experimentando con las palabras y expresiones recién aprendidas y observando cómo reaccionaban nuestros interlocutores. Sam, uno de mis alumnos, me contó que una de las mayores ventajas de las clases presenciales frente al aprendizaje con la app era acostumbrarse a contestar intuitivamente a preguntas en sueco.

El aprendizaje combinado y el aula invertida son métodos idóneos para aquellos profesores que quieren dedicar las horas de clase presenciales a actividades de repaso, apoyo y comunicación. Estos dos enfoques también resultan muy positivos para cualquier aprendiente. Incluso aquellos que aprenden un idioma de manera autónoma los pueden poner en práctica combinando el estudio con la app con cualquier oportunidad de usar el idioma, sea en un tándem lingüístico o con otros estudiantes, y así ampliar ese espacio comunicativo para practicar el idioma y lanzarse a hablar.

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