Babbel desde dentro: bienvenidos, refugiados

Durante los dos últimos meses, voluntarios de Babbel han estado visitando el centro para refugiados de la oficina de LAGeSo (acrónimo de Landesamt für Gesundheit und Soziales, la oficina regional de salud y asuntos sociales) en Berlín para distribuir cursos en línea gratis para aprender alemán. Sam Taylor habló con algunos de los participantes en […]
LAGeSo

Durante los dos últimos meses, voluntarios de Babbel han estado visitando el centro para refugiados de la oficina de LAGeSo (acrónimo de Landesamt für Gesundheit und Soziales, la oficina regional de salud y asuntos sociales) en Berlín para distribuir cursos en línea gratis para aprender alemán. Sam Taylor habló con algunos de los participantes en el proyecto para hacerse una mejor idea de sus experiencias.

«Pero ¿por qué te viniste a Berlín?», preguntó con insistencia el sirio de unos veintitantos años de edad, a quien aquí llamaremos Ahmed. «¡Londres es muchísimo más bonito!».

«Bueno», comencé a responder, pero mi voz se fue desvaneciendo. Desde que llegué a mi nuevo hogar, he tenido la conversación «Londres vs. Berlín» un sinnúmero de veces. Para ser franco, el tema ya no es tan interesante como lo era antes.

Fue entonces cuando finalmente caí en la cuenta de algo que ya creía saber: Ahmed era una persona completamente normal. Ahí estaba yo, hablando con un hombre que, para llegar a esta sala de espera, había pasado por cosas que mi imaginación no es capaz de abarcar. Y, sin embargo, acabé teniendo la misma conversación que he tenido con otras personas miles de veces.

Quiero decir, por supuesto que Ahmed era normal. Lo eran también todos los otros refugiados con quienes había hablado: solo por un revés del destino se encontraban huyendo de una zona de guerra. Yo lo sabía, igual que todos mis compañeros de trabajo –quienes han escuchado revelaciones similares en las últimas semanas–. Pero esto solo se entiende de verdad cuando uno se encuentra con los Flüchtlinge (refugiados) acerca de los que ha estado leyendo y a los que ha venido mencionando en conversaciones triviales.

«Las cosas en Berlín son muy distintas a Calais», aclaró Giulia Raffaello, del equipo de Babbel (Product & Engineering, Executive Assistant). Giulia ya había estado antes con refugiados, en el infame campamento del norte de Francia conocido como «La Jungla», y de inmediato notó el contraste entre la situación vivida allá y la de Berlín.

«Cualquier situación es mucho más desesperada si estás en la selva. Las preocupaciones más inquietantes  tienen que ver con necesidades básicas, como comida, agua y refugio. Aquí, en cambio, hay un orden mucho más estable; estas personas están llegando al final de la pesadilla».

Los refugiados que vienen a la oficina de LAGeSo en Bundesallee ya han llegado al final del difícil trayecto a Alemania. Una vez dejan de sentir el apremio de conseguir lo esencial para sobrevivir, son capaces de dirigir su pensamiento a la construcción de una nueva vida –incluyendo los procesos administrativos y el aprendizaje de un nuevo idioma–. Es ahí donde intervenimos nosotros.

Markus Witte«No es necesariamente un asunto de vida o muerte», dice Markus Witte, CEO de Babbel. «Pero ciertamente hay mucho más en juego para esta gente que para alguien que simplemente quiere repasar antes de las vacaciones. Aprender alemán marcará una enorme diferencia en la vida de estas personas.

Y considero que las ventajas son para las dos partes. Desde el primer momento, sentí que teníamos el enorme privilegio de poder trabajar con refugiados. Después de reunirme en persona con algunos de ellos, sé que es así. En realidad fue algo que personalmente me ayudó a entender la situación”.

Giulia, Markus y yo formamos parte de las decenas de voluntarios de Babbel que durante los últimos dos meses han estado visitando la oficina de LAGeSo. Todos los días laborables vamos dos personas y distribuimos cursos de Babbel gratis para ayudar a los refugiados a aprender alemán.

«Llegamos a la oficina de la avenida Bundesallee a primera hora de la mañana», relata Aria Jones (Junior Technical Product Owner). «Hacía frío y ya había una cola de gente esperando detrás de una barrera.

Fue un poco incómodo saltarse la cola y entrar en el edificio antes que ellos, y también fue una especie de recordatorio de nuestra posición LageSoprivilegiada».

Con un poco de ayuda del personal de seguridad, los voluntarios lograron atravesar el laberinto de pasillos y escaleras para reaparecer en la zona de espera 2, una sala grande y alfombrada alrededor de un patio con zona para fumadores ubicado un piso más abajo. Aunque hay ventanas en la mayoría de las paredes, la sala está iluminada principalmente por las bombillas fluorescentes del techo.

«Había una mezcla de jóvenes y gente mayor, mujeres y hombres», prosigue Aria. «La mayoría de las personas parecían estar exhaustas, cansadas, y también aburridas.

Hicimos un anuncio provisional en alemán y en inglés para que todos supieran de dónde éramos y lo que estábamos haciendo. La gente parecía interesada, pero también algo confundida. Unas personas de habla inglesa intervinieron amablemente para ayudarnos a explicar todo y rápidamente la gente comenzó a acercarse».

Debido a los problemas de conexión del wifi público, los voluntarios tuvieron que repetir varias veces la activación de las cuentas de Babbel. En parte gracias a ello, tuvieron tiempo de sobra para conocer un poco más a algunos de los refugiados que estaban esperando por su cita.

«Fue triste no poder ayudarles a todos o llevarlos a casa conmigo», dice Gaia, quien trabaja en el equipo de atención al cliente. «Me hubiera gustado permanecer en contacto con algunas de las personas que conocí.

Antes de ir, todo el asunto me había puesto ansiosa. Aunque uno lea las noticias y vea informes en la televisión, realmente no sabe qué esperar. Creo que me llevó cerca de una semana poder ordenar todos mis sentimientos, pero cuando hoy miro hacia atrás, sé que si pudiera, lo haría todo el día, todos los días».

Arne Schepker, quien desde hace relativamente poco tiempo forma parte del equipo de Babbel en calidad de CMO, también realizó una visita al centro: «Es increíble ver cuánta motivación tienen todos para aprender alemán e integrarse en el país. Se les ha ofrecido la oportunidad de empezar una nueva y mejor vida, y la están aprovechando al máximo. Cualquier ayuda que podamos ofrecer, por pequeña que sea, se acepta con gratitud».

Eso es algo que, hasta el momento, han repetido casi todos los que han participado en el proyecto. En general, en cuanto uno es capaz de explicarle a alguien el producto, la persona no tarda en reconocer el beneficio.

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«Al principio, la gente estaba un poco escéptica», admite Arne Gerdes, Product Owner. «Pensaban que éramos de los medios de comunicación o que estábamos tratando de vender algo. No siempre es fácil convencer a la personas de que pueden confiar en uno, pero una vez les explicamos de qué se trataba, rápidamente dejaron de sentirse inhibidos. Todos estaban muy contentos con los cursos; incluso uno de ellos volvió a acercarse para mostrarme lo mucho que habían aprendido».

Raphael Menezes, Product Manager, quien acompañó a Arne Gerdes en esta visita, también cree que la clave para ayudar a los refugiados del centro consiste en lograr sobrepasar la barrera del «¿qué estás tratando de venderme?».

«Tan pronto las personas comprenden, se sienten muy agradecidas», afirma. «Muchos de ellos incluso lo expresan con un ‘Danke’ (gracias). Conocí a un hombre que había estado en el centro al menos una vez y había hablado con uno de nuestros colegas. Desde entonces había estado utilizando Babbel y realmente estaba haciendo progresos. ‘¡Está muy bien!’, me dijo».

«Frente a mí se armó un atasco con las personas que querían inscribirse», relata Lisa Rieh, Executive Assistant de Markus. «Pero conté con el apoyo de un voluntario entusiasta que ayudó a que los demás comenzaran a usar la aplicación. También conocí a un muchacho de unos trece años que empezó a aprender tan pronto tuvo la oportunidad. ¡Pasados unos diez minutos, volvió para ensayar su alemán conmigo!».

Además de proporcionar a las personas las herramientas necesarias para aprender un nuevo idioma, queríamos asegurarnos de ofrecerles una cálida bienvenida o, como lo expresó Giovanni Perrucci (CRM Manager): «Ser para ellos una cara amable y una buena experiencia».

«La gente responde muy bien a un gesto de bienvenida», constata Markus. «La sola idea de que alguien quiera ir allí y ayudar tiene un poderoso efecto».

Todo eso se puso de manifiesto desde el principio en mis conversaciones con Ahmed. Durante los cinco o diez minutos que pasé hablando con él, se hizo evidente que, si bien un curso de alemán le sería útil, lo que en realidad lo hacía sentirse feliz era la oportunidad de tener una conversación amistosa. Esta sensación también se ve con toda claridad en la historia que me contó Pedro Werneck (SEM Manager) acerca de un hombre iraquí:

«Lo primero que él me dijo fue: ‘¿Hablas inglés? ¡Por favor ayúdame! No quiero quedarme en Alemania. ¡Solo quiero los papeles para poder volver a casa! ¡Por favor, ayúdame a volver a casa!’.

Llevaba ya dos semanas viniendo al centro de la Bundesallee y estaba comenzando a dudar de que el gobierno le fuera a prestar cualquier tipo de ayuda. De todos modos le di un bono de Babbel y pasé un rato hablando con él sobre mi experiencia en Alemania. Después de todo, como brasileño, yo también soy un inmigrante.

Ese día, justo cuando me estaba yendo, lo llamaron para confirmarle su cita. ¡Estaba tan feliz! Se fue corriendo hacia las escaleras… ¡Qué transformación!».

Babbel

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Samuel Dowd

Samuel Dowd pasó sus años de formación entre Reino Unido e Irlanda. Se graduó en Escultura y en Filosofía y Artes Temporales y trabaja como artista, cineasta, jardinero, escritor y, en Babbel, como redactor para inglés británico. Su pasión por todo aquello experimental (sea arquitectura o agricultura ecológica, pasando por la música y la poesia en varios idiomas) lo ha llevado a viajar por medio mundo. Vivió en Finlandia, Nueva Zelanda, Austria y Croacia antes de establecerse en Berlín en 2013. Ha traducido muchas obras literarias raras y maravillosas al inglés. Su nuevo desafío es aguantar la respiración bajo el agua sin pensar nada en ningún idioma el mayor tiempo posible.

Samuel Dowd pasó sus años de formación entre Reino Unido e Irlanda. Se graduó en Escultura y en Filosofía y Artes Temporales y trabaja como artista, cineasta, jardinero, escritor y, en Babbel, como redactor para inglés británico. Su pasión por todo aquello experimental (sea arquitectura o agricultura ecológica, pasando por la música y la poesia en varios idiomas) lo ha llevado a viajar por medio mundo. Vivió en Finlandia, Nueva Zelanda, Austria y Croacia antes de establecerse en Berlín en 2013. Ha traducido muchas obras literarias raras y maravillosas al inglés. Su nuevo desafío es aguantar la respiración bajo el agua sin pensar nada en ningún idioma el mayor tiempo posible.