Retrato – Hans de Suiza: una vida internacional marcada por los idiomas

  Novedades de nuestra serie de  retratos de usuarios de Babbel: te presentamos extractos de la vida de nuestros usuarios y sus experiencias al aprender un nuevo idioma. Si deseas compartir tu historia con nosotros, simplemente déjanos un comentario abajo.   En esta ocasión presentamos a Hans de Suiza, a sus 69 años un apasionado […]
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Novedades de nuestra serie de  retratos de usuarios de Babbel: te presentamos extractos de la vida de nuestros usuarios y sus experiencias al aprender un nuevo idioma. Si deseas compartir tu historia con nosotros, simplemente déjanos un comentario abajo.
 
En esta ocasión presentamos a Hans de Suiza, a sus 69 años un apasionado a la hora de aprender idiomas que además es lingüista, organista, experto en marketing y creador de bases de datos y sitios web. Aquí nos habla acerca de su emocionante vida: sobre su lengua materna, el retorrománico, y su amor por otras culturas, sobre cómo hace años sus conocimientos de idiomas le ayudaron a conseguir el trabajo de sus sueños y por qué está aprendiendo actualmente otras dos lenguas nuevas, sueco y galés.
 

«Nací y crecí en el Cantón de los Grisones, al sureste de Suiza, donde se habla retorrománico. Es mi lengua materna, el idioma en el que recibí todas las clases en la escuela hasta cuarto de primaria. Pero como la lengua nativa de mi padre era el alemán, desde pequeño aprendí los dos idiomas. El retorrománico lo hablan de unas 40 000 a 50 000 personas, es decir, apenas un 0,5 % de la población suiza.
 
Cuando uno crece teniendo como idioma materno una lengua tan excesivamente minoritaria, prácticamente no le queda otra opción que aprender algún otro idioma. Tal vez por esta razón fui desde siempre un aficionado a las lenguas y he sentido también una gran fascinación por otros países y culturas. Muy pronto comencé a desear residir en el extranjero por temporadas y aproveché las oportunidades que me ofrecía la vida para vivir esa gran experiencia.
 
Cuando acabé la escuela decidí estudiar lenguas en Zúrich, inicialmente filología inglesa y románica. Pero no era precisamente un estudiante metódico, sino más bien un aventurero lleno de ganas de vivir y ver otros países. De ahí que durante mis estudios pasara varias estadías prolongadas en Gran Bretaña y comenzara, entre otras actividades, a trabajar como traductor autónomo del inglés para un agente de patentes suizo. Después de optar por el español como asignatura principal de mi carrera, me fui a cursar un semestre en España y prolongué tanto este periodo que finalmente decidí interrumpir mis estudios. Me había enamorado de España y quería permanecer por más tiempo en este país. Al principio viví en la península y posteriormente lo hice durante unos años en Mallorca, donde abrí con un amigo el bar de artistas «La Bohemia». Fue allí donde conocí a mi esposa Maribel, con quien llevo casado más de treinta años.
 
Cuando regresé a Suiza, comencé a trabajar en una empresa bursátil norteamericana. Permanecí allí durante diez años hasta que, lamentablemente, perdí el trabajo. Sin embargo, más tarde se vería que este acontecimiento fue una gran fortuna, ya que después de casi un año de paro encontré por fin, a mis treinta y cinco años, el trabajo ideal para mí. Esto es algo que le debo agradecer a mis conocimientos de idiomas. Obtuve la oportunidad de trabajar como «Manager of International Business Relations» para Technology for the People, una organización no gubernamental (que ya no existe) a cargo del gobierno suizo. En aquel entonces estaban buscando colaboradores multilingües: esa fue mi gran suerte. Yo estaba superfeliz, y mis amigos y mi familia, atónitos: a fin de cuentas yo no tenía título universitario. Mi función era servir de mediador en cooperaciones comerciales entre empresas europeas y asiáticas, un trabajo interesante e internacional lleno de responsabilidad y muchos contactos personales. Durante este tiempo también aprendí chino, hasta ahora mi mayor reto en el campo de los idiomas. Y gracias a estos conocimientos pude trabajar durante años para el ministerio chino de Comercio Exterior en calidad de delegado.
 
Después de estas interesantes actividades profesionales en el exterior me desempeñé como docente en la parte francófona de Suiza –en Ginebra y en Montreux–. Durante casi diez años di clases de informática en inglés en institutos internacionales para estudiantes de todo el mundo.
 
Ya jubilado, realicé otro de mis sueños en el 2013: me presenté a las pruebas para tocar el órgano. La música fue mi hobby durante toda mi vida, y ahora trabajo apasionadamente como organista, tocando en matrimonios, por ejemplo. Así que tanto a nivel laboral como privado siempre me ha acompañado mi pasión por la música, los idiomas y las culturas lejanas.
 
Hoy por hoy hablo en total ocho idiomas: retorrománico, alemán, inglés, español y francés a nivel de lengua materna, además de italiano, catalán y chino. Sin embargo, actualmente estoy aprendiendo dos idiomas más de modo paralelo: galés y sueco. Hace más o menos cuarenta años estudié sueco en la Universidad de Zúrich durante un par de años, y ahora estoy recuperando estos conocimientos con Babbel, lo cual disfruto muchísimo. En cuanto al galés, fue en 1971 cuando conocí esta lengua durante un viaje que hice por todo Gales en un Mini Cooper alquilado. Mi interés por este país y su idioma nunca se ha desvanecido.
 
Amo todo lo que tiene que ver con el aprendizaje de idiomas: las melodías, las estructuras, las expresiones, la escritura. La sensación de aventura en los primeros intentos de hablar. Los idiomas no solamente enriquecen la vida y crean lazos con otras culturas, sino que también ayudan a mantener la mente en forma y activa».

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Somos un equipo de 750 personas provenientes de más de 50 países con una pasión en común: los idiomas. Desde nuestras oficinas en Berlín y Nueva York, ayudamos a la gente a descubrir las maravillas del aprendizaje autónomo. Actualmente ofrecemos 14 idiomas distintos, desde inglés hasta indonesio, y nuestras aplicaciones móviles se descargan hasta 120 000 veces al día.

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